24
- Jocabed Esturban
- 21 nov 2016
- 1 Min. de lectura

Recuerdo que de muy chica soñaba casarme a los 24, tener una familia, una casa grande y estar graduada de la universidad. La realidad de mis 24 es totalmente diferente. No hay boda (ni la tengo en mente), no hay casa ni familia, y mi titulo universitario aun viene en camino. He hecho las cosas como jamas las imaginé, me ha tocado ser en parte el sustento de mi familia. Hoy soy mía y más mía que nunca. Vivo mis 24 con un montón de malas decisiones, de algunas me arrepiento de otras, honestamente sonrío al recordarlas y cargo conmigo un montón de cicatrices de las cuales no me avergüenzo. Para suerte o desgracia de mi pequeño corazón me he enamorado pocas veces; he puesto los pies en países que nunca soñé y he conocido a gente a miles de kilómetros que aunque solo vi una vez y nunca supe sus nombres cierro los ojo y los recuerdo con la sonrisa que provocaron. Estar lejos de mi país me hizo valorarlo y quererlo cada vez más.
A mis 24 he llorado hasta quedarme dormida, he reído hasta parar en el suelo. He desnudado mi alma por amor. He abrazado con todas mis fuerzas y he querido parar el tiempo besando a alguien. He hecho locuras por amor, como quedarme sin pagar la universidad por comprarle algo a mis hermanos y ver sus hermosas sonrisas.
A mis 24 he amado y me he amado y eso es mejor que todos los planes que hice de pequeña.







































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